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Balance de tu cuerpo

Astenia Otoñal

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La llegada del otoño puede poner a prueba nuestra vitalidad, disminuyendo nuestras defensas y provocando dolores articulares.

Los cambios atmosféricos propios de este periodo, como el descenso de las temperaturas o la bajada de presión, junto con la reducción de las horas de sol y la vuelta a la rutina pueden afectar a nuestro sistema inmunitario, favoreciendo el cansancio, baja presion diastólica, y la fatiga, e incidir especialmente en nuestros músculos y articulaciones, provocando su contracción y rigidez.

 La astenia otoñal, se produce por el efecto que tiene en nuestros ritmos circadianos la reducción de los niveles de luz solar en otoño e invierno, que pueden alterar el reloj interno del cuerpo o los ritmos circadianos y provocar una sensación de depresión.

Al oscurecer más temprano, se adelanta la producción de melatonina, que es la hormona que regula los ciclos circadianos. Disminuye la producción de serotonina (neurotransmisor conocido como hormona de la felicidad), que causa un desequilibrio en el organismo: se produce un desbalance y el cuerpo debe adaptarse a estas circunstancias.

En muchos casos se queda en síntomas pasajeros que desaparecen a los pocos días, en otros la cuestión se complica y deriva en lo que se conoce como Trastorno Afectivo Estacional (TAE).

Síntomas de la astenia otoñal

Esta alteración se manifiesta con síntomas tanto físicos como psíquicos: debilidad generalizada, somnolencia, cansancio físico, bajo estado de ánimo, dificultad para la concentración, apatía e irritabilidad. Además, también puede causar falta de apetito, disminución de la lÍbido e incluso una bajada de las defensas, haciéndonos más vulnerables a catarros e infecciones.

¿Cómo superar la astenia otoñal?

  1. Mantener horarios fijos a la hora de irse a dormir y despertarse.
  2. Exponernos al sol.
  3. Realizar actividad física.
  4. Seguir una alimentación variada y equilibrada.
  5. Disfrutar de actividades que nos gusten y cuidar nuestras relaciones sociales.

Por otro lado, la higiene del sueño es fundamental para evitar síntomas como el cansancio o la somnolencia derivados del cambio de estación. Se aconseja establecer una rutina diaria, esto es, acostarse y levantarse a la misma hora y dormir, al menos, ocho horas. De esta manera nos adaptaremos a la reducción de horas de luz solar. 

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Sirena Ruiz
Sirena Ruiz

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