Categorías
Balance de tu mente

Aprender a aprender: cómo fomentar la metacognición para desempeñarte con éxito en el trabajo

Tiempo de lectura: 3 minutos

Imagínate lo lejos que llegas si siempre cometes los mismos errores (no sólo en ámbito laboral, sino también el familiar, social o personal). Imagínate ahora que logras finalmente identificar estos patrones y aprendes a cambiar el curso de tus acciones a tiempo. Aquí es donde entrenar tu habilidad metacognitiva puede traerte muchos beneficios y satisfacciones en tu trabajo y a nivel personal.

La metacognición es esa función que nos permite prepararnos para desempeñar una tarea, darnos cuenta durante el proceso si la cosa va bien, y finalmente interpretar cómo nos fue para seguir así o cambiar nuestras acciones en el futuro.

Dicho de alguna manera, puedes trabajar en tus habilidades metacognitivas para tener un Mindset (mentalidad) nuevo en el trabajo o incluso en tu vida personal, que te aporte más consciencia, satisfacción y en últimas, balance.

El pensamiento metacognitivo y sus implicaciones

1) Planear -> el Antes de 

Pregúntate qué es lo que tienes que hacer, cuál es el objetivo de esta tarea, qué quiere mi jefe que haga y para qué fin. Plantea un objetivo concreto. Y prepara un plan lo más concreto posible. Recuerda que sobre todo al inicio, aprender a definir un plan es crucial para que aprendas a pensar en el futuro con este Mindset.

2) Evaluar lo que estás haciendo -> el Durante 

La mayoría de las equivocaciones las cometemos por no monitorear y chequear a lo largo del proceso si estamos haciendo las cosas bien y si debemos cambiar o no nuestro plan inicial y con eso nuestra acción. La idea es no esperar hasta el final para evaluar si las cosas salieron como pensabamos, y si nuestras acciones, planes y decisiones fueron acertados. La idea es controlar en tiempo real nuestro desempeño, con los indicadores que disponemos en el momento.

3) Evaluar, Interpretar correctamente y Reflexionar -> el Después

No evaluar e interpretar correctamente lleva a muchos errores de apreciación. Muchas veces solemos evaluar muy superficialmente. Además tenemos la tendencia de ignorar los indicadores que apoyan las conclusiones que no queremos oir. Aquí hay que practicar una especie de desapego emocional hacia nuestro yo- que sólo quiere oir elogios. Por ejemplo, hay que ser críticos y saber evaluar qué dijo realmente mi jefe, qué cara puso mi jefe o mis compañeros cuando presenté el trabajo. Cuando no evaluamos bien, nos quedamos sin la información real de que si lo que estamos haciendo está funcionando o no. Y esto es crucial para cambiar si es necesario. Otro aspecto importantísimo es aprender a interpretar lo que hemos aprendido y ser capaces de aplicarlo o extrapolarlo a otras áreas, es decir ser capaces de atar cabos y pensar de manera estratégica (por ejemplo, esto que aprendí en este proyecto me podría servir también para mejorar este o aquel proceso). Y por último, reflexionar para buscar explicaciones, soluciones y posibilidades da lugar al desarrollo de la creatividad y del pensamiento divergente.

El pensamiento metacognitivo: como el buen uso de una agenda

El pensamiento metacognitivo no promueve sólo análisis, es también capaz de fomentar entre otros procesos maravillosos, el del pensamiento creativo. Por eso, no lo podemos entender como limitador de la creatividad, sino por el contrario es como esa agenda que te ayuda a organizarte, permitiéndote paradójicamente por esta misma organización, tener la posibilidad y el espacio para desplegar tu creatividad. De esta manera, fomentar el pensamiento metacognitivo puede serte de mucha ayuda para conseguir tus objetivos y metas.

Zohar A., Dori Y. J., editors. Metacognition in science education: Trends in current research. New York: Springer Science+Business Media B.V; 2012. pp. 79–99.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *